Curiosidades

                                                                                                                                                                                               El clamidosaurio:

Es un primo de las iguanas, es un agamidae. Como los de su especie tiene fuertes patas que le permiten correr a gran velocidad, y tienen pigmentaciones de varios colores en su cuerpo, como puedes ver en la  foto.
El clamidosaurio habita en el sur de Nueva Guinea y en el oeste de Australia. Se caracteriza por tener una membrana de piel con forma de corona que rodea su cuello. Cuando se siente amenazado despliega esta membrana y emite un chillido para asustar y la verdad es que es muy impactante... tiene muy buen resultado.
Pero si cuando te ataca, no te asustas, huye a esconderse detrás de un árbol o cualquier otro lugar que le pueda dar protección. Esta membrana también le sirve para el cortejo, igual que la cola de un pavo real.
Su visión superdesarrollada le permite cazar un insecto en el momento que pasa por delante de sus ojos.
Se adapta a cualquier circunstancia, si una zona de bosque se quema, acude allí, pues es más fácil conseguir presas.                                                              


                                                



El Moloch Horridus / Thorny Devil : 

Tiene la misma cara que una tortuga, pero sin caparazón y con cuernos.
Podríamos estar ante el lagarto más completo de todos, a pesar de su aspecto no es para nada agresivo, es inofensivo como un gato.
Lo más peculiar es su forma de beber. Se coloca debajo de las plantas cuando cae el rocío o se pone sobre un charco, entonces su piel, a través de la capilaridad, absorbe el agua hasta llevarla a la boca del lagarto.
Además el Moloch es capaz de camuflarse cambiando su color. Si es atacado se hace una bola imposible de tragar por la cantidad de cuernos que le recubren.
Viven en Australia central y llegan a alcanzar los 20 años de edad. Se alimenta de hormigas, utilizando su lengua como la de un oso hormiguero.
En el video que te voy a poner a continuación podrás ver cómo mueve la boca, aparentemente sin tener nada, pero es porque está bebiendo el agua que su piel le lleva:  
                                                                                         


                                                      Dios es un Fósil 



la gente inteligente tiende a no creer en Dios :
Un estudio llevado a cabo por Richard Lynn, profesor emérito de psicología de la Universidad de Ulster reveló que las personas con mayor coeficiente intelectual suelen no creer en dios, o en un poder sobrenatural.



Este estudio apoya los resultados obtenidos por Satoshi Kanazawa en Estados Unidos, quien encontró que los ateos y liberales (o progresistas) suelen tener coeficientes intelectuales más altos.
Los resultados de este trabajo a desatado un gran rechazo por parte de religiosos que consideraron que esto era "peligroso" en un momento en que Occidente debe buscar una mejor convivencia con diferentes grupos religiosos, mientras que otros lo calificaron como "imperialismo de Occidente".

Creer en Dios es algo muy personal. Pero eso no significa que la ciencia no pueda estudiar el fenómeno. Ahora, según un profesor de la Universidad de Ulster, llamado Richard Lynn, las personas con un coeficiente intelectual más alto son menos propensas a considerar la posibilidad de algo suprahumano.

De hecho, Lynn asegura que la gran baja que tuvo la creencia en las diferentes religiones está directamente relacionado al aumento de la inteligente de la población mundial. Como no podía ser de otra manera, los que están en contra de este estudio salieron a criticarlo y lo catalogaron de "simplista".

Lynn, quien generó una gran controversia, explica que los académicos son menos propensos a creer en Dios si se los compara con la mayor parte de las personas que no lo son. Una encuesta que hizo entre los miembros de la Royal Society demostró que sólo el 3.3% eran creyentes mientras que el 68.5% de la sociedad de Reino Unido se cataloga como creyente. Una encuesta separada que fue realizada a fines de los 90s reveló que sólo el 7% de los integrantes de la American National Academy of Sciences creía en Dios.

El profesor Gordon Lynch, director del Centro para la Religión y la Sociedad Contemporánea en el Birkbeck College de Londres, comentó que no tuvo en cuenta una compleja gama de factores sociales, económicos e históricos: "Vincular las creencias religiosas y la inteligencia de esta manera podría reflejar una tendencia peligrosa, el desarrollo de una caracterización simplista de la religión como algo primitivo, al mismo tiempo que estamos tratando de hacer frente a problemas muy complejos de pluralismo religioso y cultural, tal vez no sea la respuesta más útil".

Mientras que Alistair McFadyen, profesor de teología cristiana en la Universidad de Leeds, aseguró que la investigación posee "un ligero matiz de imperialismo cultural de Occidente, así como un sentimiento anti-religioso".

Finalmente David Hardman, jefe de desarrollo del aprendizaje en la London Metropolitan University está un poco más en el medio de la cuestión: "Es muy difícil llevar a cabo verdaderos experimentos para explicar una relación causal entre el coeficiente intelectual y las creencias religiosas. Sin embargo, hay evidencia de que el dominio de mayores niveles de inteligencia estarían asociados a una mayor capacidad, o quizás voluntad, lo que permitiría cuestionar y derribar a las instituciones más fuertes".


40 kilómetros con un litro de orina




Los biocombustibles, aquellos producidos con materia orgánica como el maíz o la soja han sido cuestionados como los sustitutos de los combustibles fósiles por múltiples razones. Por esta razón los investigadores se afanan en buscar nuevas fuentes de energías a partir de materias primas renovables como, en esta ocasión, en la Universidad de Ohio, a partir de la orina.
El ser humano genera entre dos y tres litros de orina al día, un deshecho que se desperdicia y debe ser tratado para no crear problemas medioambientales. Sin embargo, el equipo de investigadores dirigidos por la profesora Gerardine Botte de la Universidad de Ohio ha encontrado una salida mejor a estos residuos: utilizar la orina como combustible.
Esta profesora asociada de química e ingeniería biomolecular del Russ College de Tecnología e Ingeniería, perteneciente a la Universidad de Ohio ha conseguido separar el hidrógeno presente en el orín y el amoniaco para así utilizarlo para energía. Además, "es un proceso más barato y eficiente" explicaba a la BBC la propia Botte.
En ciertos lugares como las granjas, los restos de orín de los animales pueden convertirse en un problema para el medio ambiente. Esta tecnología que provoca la electrolisis del amoniaco gracias a una pequeña corriente eléctrica podría ser la solución a cientos de miles de litros de estos residuos. "Hay que seguir desarrollando la tecnología para permitir a estas granjas utilizar el hidrógeno resultante como energía" explicaba Botte.
¿Recargaremos los depósitos con orín?
Aplicado al transporte y según los cálculos de Gerardine Botte, un vehículo que se moviera con una celda de hidrógeno podría recorrer unos 40 kilómetros por cada litro de orín. Igualmente esta nueva tecnología se podría aplicar a las casas. En palabras de Botte, "la orina de los 22.000 estudiantes de la Universidad de Ohio podría generar energía para unas 50-70 casas, al ser procesadas por una celda de combustible".
En épocas de crisis la ciencia y la innovación tienen la clave en muchos aspectos de la mejora de las condiciones de vida de los habitantes y de la disminución del daño al medio ambiente. En esta ocasión, un recurso renovable, o mejor dicho un desecho diario, parece que podría convertirse en el mejor combustible para los coches del mañana. Aun así todavía queda mucho camino científico que recorrer en el desarrollo tanto de motores como de combustibles y sistemas de almacenamiento



Descubren el primer insecticida prehistórico

Un equipo internacional de arqueólogos ha descubierto camas de plantas preservadas y evidencias del uso de plantas repelentes de insectos de hace 77.000 años en un refugio de piedra en el sur de África.    
Este descubrimiento, que se remonta 50 mil años más que los informes anteriores sobre ropa de cama conservada, ofrece una fascinante visión de las prácticas de comportamiento de los primeros humanos modernos en África.

El equipo, dirigido por el profesor Lyn Wadley, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, en colaboración con Christopher Miller, de la Universidad de Tübingen, en Alemania, Christine Sievers y Marion Bamford también de Witwatersrand, y Pablo Goldberg y Francesco Berna de la Universidad de Boston en Estados Unidos, han descrito el descubrimiento en la revista científica Science.

La ropa de cama antigua fue descubierta durante excavaciones en Sibudu, un refugio de roca en la provincia de KwaZulu-Natal (Sudáfrica), donde Lyn Wadley, profesor de la Universidad de Witwatersrand, ha estado excavando desde 1.998. Por lo menos 15 capas diferentes contienen ropa de cama, de entre 77.000 y 38.000 años. La ropa de cama se compone de capas de varios centímetros de espesor de tallos y hojas compactas de juncos, que se extienden durante, al menos, un metro cuadrado y un máximo de tres metros cuadrados en el área excavada. Christine Sievers, de la Universidad de Witwatersrand, identificó núculas de varios tipos de juncos utilizados en la construcción de dicha ropa de cama.

La ropa de cama, que se encuentra muy bien conservada, consiste en una capa de tallos de juncos y hojas fosilizados cubiertos por una capa delgada de hojas, identificadas por el botánico Marion Bamford como pertenecientes al Cryptocarya woodii. Las hojas de este árbol contienen químicos insecticidas, adecuados para repeler a los mosquitos.

La selección de estas hojas para la construcción de camas sugiere que los primeros habitantes de Sibudu tenían un gran conocimiento de las plantas que rodean el refugio, y estaban al tanto de sus usos medicinales. Según Lyn Wadley, "los antiguos habitantes recogían juncos en el río uThongathi, situado justo debajo del lugar, y disponían las plantas en el suelo de la vivienda. La ropa de cama no se utilizaba sólo para dormir, sino que, además, proporcionaba una superficie cómoda para la vida y el trabajo".

El análisis microscópico de la ropa de cama, dirigido por Christopher Miller, profesor de Geoarqueología de la Universidad de Tübingen, sugiere que los habitantes reformaron la ropa de cama repetidamente durante el curso de la ocupación. El análisis microscópico demostró que los habitantes de Sibudu quemaban la ropa de cama después de su uso. "Se quemaba la ropa de cama usada posiblemente como una forma de eliminar las plagas", explica Miller.
No son las torres que parecen ¡podemos explicarlo todo!
Nos quedaremos probablemente sin saber si la idea de la empresa coreana Yongsan Dream Hub ha sido levantar un homenaje al acontecimiento que trágicamente ha marcado nuestro cambio de milenio. Dos torres paralelas unidas por una estructura en forma de nube pixelada que llevan a tu mente las imágenes que nunca querrías volver a ver adornando una estructura de edificaciones gemelas. La nube tendrá en su interior salas de conferencias, un gimnasio, una sala de relax, piscinas, restaurantes y cafeterías.

Gusanos "astronautas" podrían colonizar otros planetas
Científicos de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, creen que el gusano Caenorhabditis elegans(C. elegans), que guarda ciertas similitudes biológicas con los seres humanos, podría ser el primero en viajar a otros planetas como Marte para ayudarnos a entender cómo nos afectaría un viaje interplanetario. Su investigación se publica en la revista Interface.

Tras enviar, en diciembre de 2006, algunos ejemplares de la especie a bordo del transbordador Discovery con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS), los investigadores pudieron comprobar que el C. elegans se desarrollaba desde un huevo hasta un individuo adulto y que, además, era capaz de reproducirse viviendo en el espacio, exactamente del mismo modo que lo hace en la Tierra. Concretamente, nacieron doce generaciones de gusanos durante los tres primeros meses de su viaje desde la Tierra hasta la ISS. “Muchos científicos están de acuerdo en que estos gusanos podrían colonizar otros planetas”, afirma Nataniel Szewczyk, coautor del trabajo. “Y, aunque parezca sorprendente, mucho de las cambios biológicos que experimentamos los humanos en un vuelo espacial se producen de manera similar en gusanos”, añade.  Según el investigador, la clave del experimento es que han sido capaces de "demostrar que los gusanos pueden crecer y reproducirse en el espacio durante el tiempo suficiente para llegar a otro planeta, pero también que a distancia se puede controlar su estado de salud."

C. elegans fue el primer organismo muticelular del que se conoció su genoma completo, y hoy sabemos que muchos de sus 20.000 genes desarrollan las mismas funciones que sus homólogos humanos. “Los gusanos nos permiten detectar cambios en el crecimiento, desarrollo, reproducción y comportamiento en respuesta a condiciones ambientales tales como toxinas o en respuesta a las misiones de espacio profundo", dijo Szewczyk.